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APRENDIENDO EL ARTE DEL TITIRITERO

La docilidad para convertirse en un medio




"Mi abuelo, tomó muñecos en sus manos para sembrar conocimientos y alegrías, en los caminos por donde pasaba con su carruaje, llenando de risas las plazas de los pueblos de su país, dándole a muchos niños, una tarde distinta y dejando tras él, un surco sembrado de futuro. Pero todo se transforma, nada es igual ayer que hoy; por eso, el viejo carruaje del titiritero, que andaba por los caminos con su carga de fantasía, se ha transformado en el escenario de un teatro para niños... 

Hacer un teatro de títeres es abrir una gran caja de comunicación; es para el niño su mundo puesto en acción; es el juguete que tiene en la repisa de su cuarto, o el personaje de un cuento, al que ve tomar vida, mediante una función de títeres. Si alguien me pidiera que describiera en pocas palabras una función, respondería que es como una partida de ping pong, donde las ideas creativas van y vienen velozmente, entre el títere y el niño".



Con este fragmento de Prologo de la Obra "EL MAESTRO TITIRITERO" de Maria de Sozzi quise comenzar esta publicación para invitarlos a enamorarse de esta forma tan magistral de recrear.  Los escenario, los guiones, la puesta creativa de transformar las historias y darle un vuelco a cada desenlace. Toda esta destreza llama la atención y despierta el interés del niño por la historia y la lectura, educando y estimulando la creatividad de cada uno de ellos.


MANUAL DEL MAESTRO TITIRITERO DE SOZZI SOZZI
GUÍA PASO A PASO COMO ELABORAR TUS PROPIOS TÍTERES

El aspirante a Titiritero debe poseer una virtud importante y es la docilidad para convertirse en un medio, en un instrumento a través del cual los actores en miniatura pueden triunfar por completo durante su exhibición. Es necesario, como regla del espectáculo, que el titiritero acompañe la actuación de una buena ambientación, con objetos en las manos de los personajes, muebles en la escena, música de fondo, ruidos y ademas  voces distinta para cada personaje, buen volumen y buena dicción al hablar, adaptándola a los papeles que interpreta, así, la voz de la bruja será diferente de la de la campesina o de la joven princesa; la del ogro se diferenciará notablemente de la del rey, del joven héroe, del guardia o del bandido.

Existen varias tipos de títeres que puede provecharse en recreación, las mas usuales y conocidas son los títeres de guante, los de hilos o marionetas, los de sombras, los de peana, los marotes y los humanetes. 

    Los Títeres de Guante o Puño


    Es el que se calza en la mano como un guante, para su movimiento se introduce el dedo índice en la cabeza del muñeco y los dedos mayor y pulgar en las manos, asomando medio cuerpo por el escenario. Es el más sencillo, práctico y económico.

      Los Títeres de Peana



       Son aquellos que están sujetos a través de una varilla colocada en su parte inferior a un soporte de madera, al cual que se le denomina “peana”. El movimiento de sus extremidades se consigue acompañado de varillas.

        Los Títeres de Hilos



        También son conocidos como “marionetas”. Son muñecos de cuerpo entero, completamente articulados y poseen la máxima imitación de la actividad humana. Cabeza, tronco y extremidades así como boca, ojos, etc. son manejadas a través de hilos que se reúnen en una cruz, una percha. El titiritero trabaja desde arriba.

        Los Títeres de Sombra 


        El titiritero que las maneja permanece invisible tras un lienzo o pantalla blanca sobre el que posa las figuras de cartón. La magia se completa gracias a un potente foco de luz que proyecta las siluetas en la pantalla, que aparecen como sombras móviles para los espectadores situados al otro lado.

        Los Títeres de Marote


        También llamado títere de mano prestada, el titiritero presta su mano izquierda como si fuera la mano del títere, y con la mano derecha se manipula la cabeza del muñeco.

          Los Títeres de Humanete

        La interpretación del titiritero es casi completa, ya que presta no solo su voz, sino también su cara y manos, en algunas versiones de este tipo de títeres el titiritero esta completamente dentro del muñeco. Actualmente esta versión nueva del Humanete ha ganado espacio con shows super entretenido y de fácil montaje.


        ¿COMO MONTAR UN TEATRINO?



        El teatrino será el espacio donde exhibiremos a nuestros muñecos para crear la ilusión deseada, un armazón de carácter portátil, de forma cuadrangular, cubierta con una vestidura de tela, en el cual se cubren los Titiriteros desde los pies hasta la altura de su cabeza y el público presencia la acción por la embocadura. En la parte superior de la embocadura, que puede estar delimitada por travesaños, es posible colocar las lámparas para la iluminación y algunos decorados, sin olvidar el telón de fondo que también es parte importante de la escenografía, a este se le llama ciclorama y puede ser de color azul para simular el cielo o cualquier paisaje que de sentido a la obra.


        Hay que cuidar de antemano que la embocadura o el espacio donde se moverá los títeres sea adecuado. Trataremos de que no sea demasiado alta mi lejana para los espectadores. Tampoco será demasiado elevada para los manipuladores, pues si la duración de una obra de títeres resulta larga, nos fatiga y, quienes hemos trabajado con muñecos sabemos que después de quince o 20 minutos con los brazos levantados, termina uno cansado. 




        Pensemos también en lo duro que sería soportar media hora estándar de rodillas o sentados en el suelo y sin dejar de manipular muñecos. Claro que hay entrenamiento y resistencia física de los titiriteros, pero a la larga la calidad del trabajo se desvanece. Tenemos que hacer hablar a nuestros muñecos y desplazarlos con gran delicadeza, aspectos que no se pueden atender con eficacia si nuestra posición es inadecuada o poco cómoda.


        TEATRINO PARA TITERES DE SOMBRAS

        Quizás la elaboración de un teatrino de sombras requiera de mayor destreza y creatividad, puesto que se necesita no solo el montaje del paraban sino que el lugar debe ser cerrado o bajo el cielo nocturno para que la oscuridad permita visualizar las proyecciones con la requerida nitidez. La estructura del teatrino la comprende la pantalla blanca de proyección y el foco de luz, entre estos dos se dispone el titiritero con todas las piezas planas que darán las sombras del cuento.


        TEATRINOS EN CASA


        Nos sacan de apuros si tenemos la obligación o necesidad de representar nuestra obra en espacios que no han sido condicionados para tal efecto. Una ventana o una puerta puede ser el marco perfecto para la embocadura del escenario, solo debes ponerte creativo y ambientar todo para que la magia cobra vida.






        "Los Títeres son una manera de desarrollar la creatividad o imaginación de los niños, manifestado su personalidad y ayudándolos a comunicar sentimientos, establecer diálogos y descargar tensiones o emociones."

        6 HISTORIAS PARA MONTAR TU SHOW




        Personajes:
        -Narrador
        -Ratón limpio
        -Ratón sucio
        La obra se desarrolla en una casa de ratones.

        Narrador: Esta es la historia de dos ratones que eran hermanos. Uno era muy limpio y siempre trabajaba para tener la casa en orden y el otro era muy cochino, desordenado y haragán, por donde quiera que pasaba iba dejando basura y desorden, por eso siempre estaban peleando.
        Entran en escena los dos ratones.
        Ratón limpio: (Preocupado y molesto)
        No puedo seguir así,
        no colaboras en nada
        y siempre estas ensuciando,
        la paciencia se me acaba.
        Ratón Sucio: (Despreocupado, bostezando)
        Ah, no mijito querido,
        qué tú quieres que te diga
        limpiando todos los días
        ¿Quiéres que pase mi vida?
        R.L: Sólo espero que procures
        vivir en un ambiente sano
        porque sino acabarás
        comido por los gusanos.
        R.S: (Asustado)
        ¡Hay mi hermano no me asustes!
        Qué cosas tan horribles hablas.
        Me tiemblan las pantorrillas
        si el corazón se me apaga.

        R.L: Si tú eres organizado
        nunca sentirás temor
        porque te habrás preparado
        para así vivir mejor.
        El ratón sucio asiente
        R.L: Te sentirás responsable
        por tu casa y por tu aldea.
        por mejorar día a día
        el medio que te rodea.
        R.S: Gracias mi hermano querido
        por tu buena orientación
        y preparar el ambiente
        para la conservación.
        R.L: Si todos prestan su ayuda
        con voluntad decidida,
        pronto podrán mejorar
        la calidad de la vida
        R.S: Vamos a decirle al pueblo
        a todos sus habitantes
        que eviten en lo posible
        los medios contaminantes
        R.L: Así es, porque en mutua cooperación
        debe trabajar la gente,
        para poder resolver
        los problemas del ambiente.
        Narrador: y así nuestros ratoncitos
        juntos fueron trabajando
        para poder vivir mejor
        en un ambiente más sano
        Oye amiguito tu ambiente
        tenerlo limpio procura
        pues factor contaminante
        siempre ha sido la basura
        Si tú limpias tu casita
        los males serán menores
        no habrá plaguitas ni moscas
        tampoco malos olores
        Todos: Unidos colaboremos
        y tendamos nuestra mano
        a todo recolector
        que tenga el aseo urbano.
        Y colorín colorado
        Esta obra ha terminado


        (Se abre el telón del teatro y estamos en mitad de un bosque, bonito, claro. No olvidemos que los bosques son bonitos y que los zapatos se ponen en los pies; si no dejamos esto claro, no podremos seguir avanzando con claridad; sobre todo por el problema de los zapatos).

        (Bueno, al lío; en el bonito bosque podemos ver a un señor, con sus zapatos, durmiendo como sólo pueden hacerlo los señores con bigote. Entiendo que no hay que aclarar que este señor tiene un buen mostacho, y duerme; el señor, con su bigote).

        (Suena un trueno terrible y el señor despierta con un grito, mientras tira por los aires un montón de papeles).

        PRESENTADOR.-

        Mil pares de brujas… ¡Ya está!, ¡todo el guión por los suelos!

        (El Presentador, que es el señor bigotudo que dormía, se pone a recoger los papeles diseminados por el suelo).

        Página siete, página diez, página 1… Aquí está la tres, la ocho, la dos…

        (Hace una pausa y mira hacia el público).

        ¡Chufa!, ¡el público!

        (Pausa).

        Porque, ¿sois el público, verdad?

        (Una pausa para la respuesta).

        PRESENTADOR.-

        ¡Chufa!, digo… ¡Buenas tardes! Todos bien sentados que comienza el cuento del cuento de la Bella Durmiente.

        (Consulta sus hojas).

        ¡Ya está!, ¡todo el guión por los suelos!

        (Mira de nuevo hacia el público).

        Perdón, esto ya lo hemos vivido.

        (Relee sus notas).

        Estoy un poco perdido…

        (Entra el Príncipe Azul).

        PRÍNCIPE.-

        ¡Oh, princesa, vengo a despertarte de tu amargo sueño!

        PRESENTADOR.-

        ¿Perdón?

        PRÍNCIPE.-

        ¿Dónde está la dulce princesa?

        PRESENTADOR.-

        No sabría decirle… ¿Y usted es…?

        PRÍNCIPE.-

        El Príncipe Azul.

        PRESENTADOR.-

        Ya.

        PRÍNCIPE.-

        Te encontraré en tus sueños, princesa soñada.

        (Sale el Príncipe).

        PRESENTADOR.-

        Esto es un lío, vaya que si.

        (Sale tras el Príncipe).

        (Se cierra el telón).

        (Al poco, asoma el Presentador entre las cortinas).

        PRESENTADOR.-

        Perdón, ¿alguien ha visto al Príncipe Azul Cian?

        (Respuesta).

        PRESENTADOR.-

        ¿Tal vez al Príncipe Azul Celeste?

        (Respuesta).

        PRESENTADOR.-

        Mala suerte…

        (Sale).

        (En off).

        Tendría que haber preguntado por el Príncipe Azul de Prusia, que es más aristocrático.

        (Se abre el telón y estamos en otro punto del bosque, y a un lado de la escena está la Bella Durmiente en un lecho de hojas y flores. La princesa duerme, faltaría más).

        (Entra el Presentador).

        PRESENTADOR.-

        Vale, todo controlado; aquí está la Bella Durmiente.

        (Entra el Príncipe).

        PRÍNCIPE.-

        Oh, dulce princesa; vengo a rescatarte de tu agónico sueño.

        PRESENTADOR.-

        Parece que el lío se ha arreglado, y yo puedo hacer mutis por el foro.

        PRÍNCIPE.-

        Te besaré, oh, princesa; y nos amaremos para siempre.

        PRESENTADOR.-

        La verdad es que soy un poco cotilla. Así que me quedaré aquí para ver el resto…

        (El Príncipe se acerca hasta donde duerme la Princesa y le da un beso en los labios).

        PRINCESA.-

        (Que abre los ojos).

        ¿Pero, qué…?

        (Y sin pensárselo dos veces le da un sonoro bofetón al Príncipe, que se tambalea por la escena del puro golpe).

        PRÍNCIPE.-

        Princesa, yo te amo…

        (Le oímos balbucir).

        PRINCESA.-

        ¿Tú estás loco, o qué?, ¿nos conocemos de algo?

        (La Princesa se sienta en su lecho).

        PRÍNCIPE.-

        ¡Estás embrujada!, pero con otro beso te liberaré.

        (Se acerca hasta la Princesa dispuesto a besarla de nuevo, pero ella le da otro sonoro cachetón, que lo deja bailando en escena).

        PRINCESA.-

        Siempre el mismo rollo del príncipe que rescata a la princesa.

        (Se pone en pie).

        A mí no hace falta que me rescates, so memo.

        (Mira al Presentador, que mira, asombrado por los sucesos recientes).

        Y tú, ¿también quieres liberarme de algo?

        PRESENTADOR.-

        No, perdón; yo sólo soy un bulto; pura escenografía.

        PRINCESA.-

        Es que ese bigote que llevas es horroroso, la verdad.

        PRESENTADOR.-

        Ahora mismo me lo afeito. Ningún problema.

        PRINCESA.-

        Panda de memos.

        (Sale).

        PRESENTADOR.-

        Por los bigotes de mi abuelo.

        PRÍNCIPE.-

        Princesa, ¿a dónde vas? Te rescataré, quieras o no quieras.

        (Sale en pos de la chica).

        PRESENTADOR.-

        Yo no haría eso…

        PRINCESA.-

        (En off).

        ¿Tú otra vez?

        (Se oye un golpe tremendo, que recuerda un poco al trueno que despertó al Presentador al principio de todo).

        (El Príncipe entra tambaleándose en escena).

        PRÍNCIPE.-

        Me encantan las mujeres con carácter.

        (Dicho lo cual, cae al suelo todo lo largo que es; el príncipe, que no el suelo, que es mucho más grande).

        PRESENTADOR.-

        (Se acerca hasta el caído).

        ¿Se encuentra usted bien?

        (Sin respuesta).

        ¿Puede oírme?

        (Idéntica respuesta).

        Ahora hemos cambiado las tornas…

        (Arrastra al inane hasta el lecho en el que estuviera la Princesa, y no sin dificultad tumba en él al Príncipe).

        Así son las cosas y de esta manera se las hemos contado… Teníamos una Bella Princesa y terminamos con un Memo Príncipe…

        Tal vez, dentro de algunos siglos, alguien vendrá y lo despertará. No sabemos si con un beso o con un buen despertador.

        (Sale el Presentador).

        (Se cierran las cortinas).

        PRESENTADOR.-

        (Que asoma entre las telas).

        Olvidé decirlo… Fueron Inmensamente Normales…

        (Desaparece tras los cortinajes).

        FIN

        Escrito por José Luis García


        El formato de adaptación y las decisiones estéticas como las técnicas a utilizar, el uso del espacio y la musicalización, son decisión del director de escena
        A la orilla del río, agita sus ramas un árbol. El árbol, sacudido por el viento, tiembla y se sacude. Sus hojitas que suavemente se elevan, lentamente van cayendo. Entonces parece que el árbol se lamenta, y en el silencio se oye al viento decir:
        Ay, ay, ay,
        Si yo pudiera deshojarme cantando,
        Ay, ay, ay,
        Si yo supiera bailar.
        El árbol sacude sus ramas y entonces parece como si todos los secretos del mundo llenaran el aire con sus ecos y susurros. Y una ronda de pájaros anuncia la tarde.
        – Que lástima, dijo el árbol, me hubiera gustado ser músico. Cómo aquél pájaro que me visita todas las tardes, o cómo las chicharras en verano. Me hubiera gustado ser cantor, para cantar como los grillos, o cantante para lucirme como el gallo cuando sale el sol.
        Al atardecer, cuando bajó la corriente del río, y el arroyo iba serpenteando entre las piedras, se oyeron los pasos cansados de un caminante sediento que aprovechó la sombrita del viejo sauce para sentarse a beber y escribir versos.
        – Que lástima, dijo el caminante, si tuviera una guitarra podría escribir música para mis versos y así cantarlos en la feria para ganarme unas monedas o cantárselos a Clarita y así ganarme su corazón. Pero la vida me hizo poeta y no me hizo cantor.
        Y el alma del caminante palpitó durante unos segundos mientras miraba el silencioso atardecer. Y en el silencio se oye al viento decir:
        Ay, ay, ay
        Si yo supiera tararear mis versos
        Ay, ay, ay
        Si yo pudiera cantar.
        Se vuelven a sacudir las ramas, pero esta vez su sonido es casi como si el árbol silbara una melodía. Una melodía dulce y lejana como el recuerdo de Clarita. Entonces el caminante apoya su espalda sobre el árbol y escucha el silbido del viento.
        Y lentamente su corazón se llena de música y empieza a susurrar un poema pensando en Clarita, imaginando que están juntos mirando la luna que ya empieza a brillar en el azulado pizarrón del cielo donde se dibujan las estrellas.
        Y así fue como el viejo sauce se transformó en instrumento de viento para el poeta. Y así fue como el poeta pudo cantar sus versos sin ser un músico. Y así fue como las hojitas del árbol levantaron vuelo en una danza amorosa y así fue como el árbol con sus hojas bailó una coplita nochera.
        Mientras tanto la araña tejía su tela, que iluminada por la luna parecía una mantilla de encaje tejida con hilo de plata. El poeta pensó en Clarita, en como brillaría su cabello negro sobre ese hilo de plata y reclinando su cuerpo sobre el tronco del árbol miró el cielo sembrado de estrellas y se durmió.
        En su sueño, el árbol lo abrazaba con sus ramas y los hilos de la telaraña se transformaban en sonoras cuerdas. Así el poeta fue músico y el árbol fue guitarra y por un momento en el silencio de la noche estrellada se escuchó el canto del viajero, y el hombre y el árbol compartieron sus sueños y sus ilusiones.
        Al amanecer el poeta siguió su camino entonando con música sus versos, y el árbol lo despidió con un sacudón de hojas.
        Yo quisiera ser cantor
        yo quisiera ser guitarra
        para cantarte mi amor
        con una antigua tonada
        Ay, ay, ay
        Con esta antigua tonada.
        Yo quisiera escribir versos
        Tan claritos como el agua
        Que pasando entre las piedras
        Parece que susurraran
        Ay, ay, ay,
        Yo te quiero con el alma.
        Y yo quisiera ser árbol,
        Solo para que te sentaras
        A peinarte los cabellos
        A la sombra de mis ramas.
        Ay, ay, ay
        Debajo de la enramada.
        Como era domingo de feria, ya al mediodía la gente se empezó a reunir en la plaza mientras que desde lejos se escuchaba el canto del viajero.
        En la plaza los titiriteros montaban un retablillo. Clarita estaba sentada en primera fila esperando la función, pero entonces escuchó la voz del trovador y la reconoció enseguida. Ella fue rápido a su encuentro y se abrazaron. Clarita llevaba puesta una mantilla que parecía tejida con hilos de plata y brillaba debajo de su negra cabellera. Juntos se unieron al público de la plaza para ver la función.
        El titiritero hizo su entrada al retablo y entonces Arlequín y Colombina comenzaron con sus reverencias y saludaron diciendo:
        – Público, respetable público. Damas y caballeros. Niñas y niños, hoy vamos a presentarles la increíble y maravillosa historia de el árbol que canta. ¡Que comience la función! Y entonces, en el retablo, un gran árbol cargado de ramas y hojas comenzó a silbar y sacudirse con el viento y Arlequín y Colombina danzaban al son de la flauta y el tambor.
        Así es como nacen las canciones de amor, dijo el trovador. Pero Clarita no lo escuchó porque ya estaba muy entusiasmada aplaudiendo la función.
        Autora: Laura Inés Gutman




        Personajes:
        • Narrador
        • Pulga
        • Firulais
        • Garrapata
        • Pez
        • Gaviota
        • Astronauta
        NARRADOR: Había una vez una pulga que era muy pequeña.
        Además de divertida y bastante risueña.
        Esta pulguita vivía en la punta de un cerro.
        Que en realidad, solamente, era la cola de un perro.
        Pero ella era aventurera y buscaba cosas nuevas.
        Bosques, mares, junglas y misteriosas cuevas.
        Esta chiquitita soñaba con ser una gran viajera,
        Pero sólo podía ir hacia donde Firulais se moviera.
        PULGA: Tengo que irme de este perro para poder conocer el mundo.
        Quiero explorar más lugares que este peludo vagabundo.
        NARRADOR: Pero todos sus amigos se burlaban de ella.
        Diciéndole que, simplemente, era demasiado chicuela.
        PULGA: No importa lo que digan, puede que sea pequeña.
        Pero lo que en verdad cuenta es que soy una pulga que sueña.
        NARRADOR: ¡Ah, y cómo soñaba esta divertida pulga!
        Imaginaba que muy pronto podría irse de fuga.
        Saltaría de Firulais hacia nuevos senderos.
        Y vería otros lugares que no fueran traseros de perros.
        PULGA: El mundo es un lugar grande y hay mucho que conocer.
        Yo quiero ver paisajes que me puedan conmover.
        NARRADOR: La vieja garrapata le aconsejó sabiamente:
        GARRAPATA: Aprovechar una oportunidad no es cuestión de suerte.
        Tienes que estar muy atenta y lista para partir,
        Y así será más fácil que te puedas escabullir.
        NARRADOR: La pulga se puso lista y preparó muy bien su maleta.
        Porque ya se había propuesto conocer el mundo como meta.
        Así, sucedió un día, que poco a poco empezó a llover.
        Y Firulais corrió bajo un techo para poderse proteger.
        FIRULAIS: Con toda esta agua cayendo del cielo nublado
        De seguro, muy pronto, oleré a perro mojado.
        NARRADOR: La pulga, fascinada, caer el agua miraba.
        Cuando vio un barquito de papel que frente a ella navegaba.
        PULGA: Esta es mi oportunidad, ¡es tiempo de partir!
        Adiós a todos, mis amigos, prometo que voy a escribir.
        NARRADOR: Y la pulga saltó del perro hacia el pequeño barquito.
        Y emprendió un viaje que todos creían inaudito.
        Fue así que la pequeña pulga comenzó su gran aventura.
        Y todo aquel que la veía decía que era una locura.
        Feliz navegó por días admirando nuevos paisajes.
        En donde llegó a conocer a algunos animales salvajes.
        Un día de tantos se encontró a un grupo de hormigas.
        Y sin mucho batallar se convirtieron en amigas.
        HORMIGA: ¿Por qué no vienes a vivir a nuestro querido hormiguero?
        Eso es mucho mejor que ser un simple barquero.
        Te podemos asegurar que estarás muy bien protegida.
        Y puedes apostar que jamás te faltará comida.
        PULGA: Muchas gracias, queridas amigas, por todas sus bondades.
        Pero prefiero este barquito que todas sus comodidades.
        Ver y conocer el mundo es mi único objetivo.
        Y no cambiaré de idea, ¡sin importar el motivo!
        NARRADOR: La pulga siguió su camino sin mirar nunca atrás,
        Pues, para lograr una meta, no hay que retroceder jamás.
        El barquito navegó mucho, hasta llegar a altamar.
        Pero, con toda la humedad, se empezó a desintegrar.
        Un pez al verla le dijo:
        PEZ: Eso te pasa por no aprender,
        De haberte quedado en el perro, esto no te iba a suceder.
        PULGA: Calla, pez aburrido, ¡no me arrepiento de nada!
        Pues, si aún viviera en el perro, estuviera muy amargada.
        Tal vez, ahora, mi barquito se esté deshaciendo.
        Pero eso no quiere decir que no me esté divirtiendo.
        NARRADOR: En eso, una gran gaviota bajó de todo lo alto.
        GAVIOTA: Rápido, pequeña pulga, sube a mi lomo de un salto.
        NARRADOR: La pulga de un solo brinco subió a la gran gaviota.
        PULGA: ¡Qué bueno que me salvaste porque mi barquito ya no flota!
        GAVIOTA: Escuché lo que le dijiste a ese aburrido pez.
        Y de inmediato me di cuenta que no tienes timidez.
        Por eso te salvé, por tu gran valentía.
        Y por eso, en este viaje, yo seré tu guía.
        NARRADOR: Y fue así como la enorme ave la llevó por un nuevo camino.
        Diciéndole que la llevaba hacia un gran destino.
        Pronto pudieron llegar a una estación espacial.
        Que iba a lanzar un cohete al espacio sideral.
        GAVIOTA: Confía en mí, pequeña pulga, te voy a dejar caer.
        Y el lugar donde aterrizarás mucho te va a complacer.
        Es tiempo de que emprendas el más grande de tus viajes.
        Y llegarás mucho más lejos que todos los animales.
        NARRADOR: Diciendo esto la gaviota, a la pulga soltó.
        Y con gran precisión, en un casco de astronauta cayó.
        Los hombres subieron al cohete, estaban a punto de despegar.
        Y la pulga, dentro del casco, se empezó a emocionar.
        La nave salió hacia el cielo en medio de un gran fuego.
        Y todo eso, para la pulga, era un divertido juego.
        Muy pronto el enorme cohete flotaba entre las estrellas.
        Y la pulga, fascinada, miraba cada una de ellas.
        Entonces, desde lo alto, pudo ver al planeta Tierra.
        Llamándole la atención que la gente no se distinguiera.
        Entonces, la pequeña, comprendió algo allá afuera:
        “Que todos somos pulgas en un perro con forma de esfera”.
        FIN
        Autor: Raúl Andrés Rodríguez Cota.



        Presentamos este breve guion en verso, una fábula al estilo de la de Esopo (el cuervo y el zorro) o de La Fontaine (el zorro y la cigüeña), pero con un loro y una zorra como protagonistas.

        Hace las veces de maestro de ceremonias y presentador el Trujamán.

        Personajes

        Trujamán

        Zorra

        Loro

        Trujamán:

        Un bello y soleado día,

        apareció por la cima,

        una famélica raposa

        débil por falta de comida.



        Luego de reposar un rato

        se puso a buscar un tanto,

        pero al no hallar un grano

        la zorra se fue sollozando.



        De improviso, en el cielo,

        un loro volaba muy bajo,

        que por semejante gordura

        la zorra miró con premura.



        El loro se puso a posar

        en las ramas de un matorral.

        La raposa, muy sigilosa,

        se acercó al ave sabrosa.



        Y con un vigoroso salto

        al loro cazó descuidado,

        por el cogote le sujetó

        para conseguir embucharlo.



        Loro:

        -¡Por favor señora raposa,

        tenga caridad de su presa!

        ¡Esta regordeta figura

        es solamente de mentira!



        Zorra:

        -No me times mísero loro.

        Ahora serás mi bocado.

        No como hace mucho rato

        y tú calmarás este estado.



        Loro:

        -Señora zorra, le aseguro,

        en vez de comer un bocado

        logrará devorar un festín

        con mucha bebida y budín.



        Zorra:

        -Lo que pretendes es librarte

        para conseguir escaparte,

        y al no encontrar salida,

        me traicionas por cobardía.



        Loro:

        -Le aseguro, señora zorra,

        no le miento por pavura,

        en los cielos hay un banquete

        como para una hueste.



        Zorra:

        -Profesas que soy tan ingenua,

        débil y mañoso animal;

        ahora mismo te llegará

        tu cruel y macabro final.



        Loro:

        -Con su venia señora mía,

        le testifico con cordura,

        logrará comerse un festín

        con mucho refresco y budín.



        A los cielos, surcar, déjeme,

        para transportar una soga,

        por la cual usted logrará

        su tan anhelado convite.



        No pierde al intentarlo,

        ¿qué es lo que usted quiere?

        ¿Comer un pequeño bocado

        o zampar tremendo banquete?



        Trujamán:

        Perpleja y desconfiada

        al loro soltó la raposa.

        Y en un guiño el cotorro

        huyó y se fue volando.



        La zorra está inquieta,

        disgustada y hambrienta,

        se lamenta de su fortuna

        y no termina su tortura.



        Tras esperar un buen rato

        se oye allá en lo alto…

        Loro:

        -¡Doña, le envío la soga,

        trepe y al limbo llegará!



        ¡Está atada la cuerda

        por donde el festín obtendrá!

        Trujamán:

        Atolondrada la raposa

        a la larga soga se adosa.



        Con sorprendente ligereza

        al infinito se en alza.

        A los cielos consigue llegar

        para empezar a embuchar.



        Y con muchísima rapidez

        bebe y zampa la comida,

        traga con enorme avidez.

        ¡No ha comido en su vida!



        Tremendamente satisfecha

        su gran vientre le despacha,

        a sus dominios regresa

        por la larga soga estrecha.



        Avanzado un buen tramo

        ve a lo lejos un gran rabo,

        reconoce al periquito

        que le calmó el apetito.



        Zorra:

        -¡Eh, gazmoño pico chueco!

        ¡Deslucido patituerto!

        ¡Zalamero! ¡Patas de raíz!

        ¡Debilucho devora maíz!



        Trujamán:

        El perico, muy disgustado,

        atacó como un tornado.

        -¡Ingrata malagradecida

        le dividiré la cuerda!



        Zorra:

        -No mi buen amigo loro,

        no la cortes, te lo ruego,

        te solicito en el alma,

        por favor, tómalo con calma.



        Solo se trata de un chasco,

        para mi amigo el loro,

        te agradezco y con razón

        lo que has hecho de corazón.



        Loro:

        -Por ahora se ha librado,

        de un castigo planeado,

        porque le aseguro doña:

        en otra, le corto la soga.



        Trujamán:

        Al ver alejado al loro

        la zorra gritó como chorro,

        y ni corta ni perezosa

        le escarnece la raposa.



        Zorra:

        -¡Eh, gazmoño pico chueco!

        ¡Deslucido patituerto!

        ¡Zalamero! ¡Patas de raíz!

        ¡Debilucho devora maíz!



        Trujamán:

        El perico, muy disgustado,

        atacó como un tornado.

        Loro:

        -¡Malagradecida raposa!

        ¡Ahora le corto la soga!



        Trujamán:

        Y de un certero mordisco,

        a la soga clava el pico.

        La zorra cae al abismo

        relegada del realismo.



        Aterrada por su destino

        la raposa da un quejido.

        Y de un magno estallido

        la zorra ya ha fenecido.

        FIN

        Autor Luis Nataniel Ticona Flores.



        (Estamos en un exterior, al aire libre).

        (Entra el Presentador).

        PRESENTADOR.-

        Respetable público, espero que estéis todos bien sentados, aunque sea en el suelo. Os pido un aplauso para que comience la historia de la fábula de aquel cuento de “La cigarra y la hormiga”. -¡Bravo!

        (Sale).

        (Entra Hormiga).

        HORMIGA.-

        -¡Uf, qué calor hace ya a esta hora! Pero hay mucho que hacer antes de que llegue el frío.

        (Se agacha y con esfuerzo levanta desde abajo una casa de ladrillo. Hormiga resopla y resopla por el esfuerzo hasta que la deja colocada a su gusto).

        HORMIGA.-

        Ha costado, pero he conseguido construir mi hogar.

        (Mira de un lado a otro).

        Falta algo…

        (Sigue observando).

        -¡Claro que falta algo!, -¡y es que hay que prestar atención a todos los detalles!

        (Se marcha y al poco rato vuelve a aparecer con unos árboles, que coloca en el otro extremo del escenario, algo alejados de la casa).

        HORMIGA.-

        -¡Aquí están perfectos!

        (Observa su obra).

        Un buen paisaje te ayuda a tener la mente despejada.

        (Escuchamos en Off la voz de Cigarra, que canturrea).

        CIGARRA.-

        La cucaracha…

        La cucaracha,

        ya no puede caminar.

        La cucaracha,

        la cucaracha

        se ha “jartao” de currar…

        HORMIGA.-

        No puedo creer que sea esa haragana.

        (Entra Cigarra. Tiene en la cabeza un gorrito de fiesta, de esos con colorines y forma de cono; da la sensación de llevar toda la noche de fiesta).

        CIGARRA.-

        La cucaracha…

        La cucaracha,

        ya no puede caminar.

        La cucaracha,

        la cucaracha

        se ha “jartao” de currar…

        (Baila y canta, ajena a Hormiga que la observa, hasta que casi choca contra la casa).

        Vaya, vaya… -¿De quién será este “chabolo”?

        HORMIGA.-

        Es mío. Acabo de terminar de construirlo. Y tú deberías hacer lo mismo, que el otoño no durará para siempre.

        CIGARRA.-

        (Que mira a Hormiga).

        -¡Sopla!, pero si es Hormiga la currante. Muy bonito tu “chabolo”, pero deberías divertirte más, que la vida es corta como una longaniza.

        HORMIGA.-

        Las longanizas no son cortas, sino largas.

        CIGARRA.-

        No, si se las come el perro…

        (Ríe y se aleja con su canturreo hasta que casi tropieza contra los árboles).

        CIGARRA.-

        -¡Sopla!, -¡qué espárragos más grandes!

        (A Hormiga).

        -¿También los has plantado tú?

        HORMIGA.-

        Claro, las cosas no crecen solas.

        CIGARRA.-

        -¡Jó, qué currante y qué aburrida eres… Me voy a dormir la mona… Ya sabes, todos dicen de mí que soy muy mona.

        (Ríe).

        Adiós, merluza; y ya sabes que te lo digo con cariño.

        HORMIGA.-

        Prepárate para el frío”

        CIGARRA.-

        Y tú disfruta del presente, -¡pesá!

        (Se marcha Cigarra).

        HORMIGA.-

        Tengo mucho que hacer y el tiempo pasa volando.
        SOL.-
        (Que asoma en el cielo).
        -¡Volando voy!… -¡Volando vengo!… Y por el camino, calorcito tengo.
        (El Sol, ante la mirada de Hormiga, atraviesa la escena hasta que deja de verse).
        -¡Ostras!, qué tarde se está haciendo y tengo tantas cosas que hacer.
        (Sale de escena en dirección a los árboles y dejamos de verlo un instante).
        (Hormiga vuelve a entrar, cargado con un enorme tomate. Hormiga resopla por el esfuerzo, y para tomarse un respiro deja el tomate en suelo).
        HORMIGA.-
        Con este calor, todo parece pesar el doble… -¡Venga, adelante!
        (Se dispone a coger el tomate, pero éste se aleja de él. Hormiga da un salto, sorprendido. Vuelve a intentar coger al tomate, pero éste se aleja de él cada vez que se aproxima a cogerlo. Comienza una persecución por toda la escena, siempre Hormiga detrás del tomate).
        HORMIGA.-
        (En una pausa, en la que ambos se han detenido).
        Es increíble, un tomate moviente. -¡Jopelines!
        CIGARRA.-
        (Que aparece desde abajo, como si saliera de debajo del tomate).
        -¿Jopelines, has dicho jopelines? Si hasta para hablar eres una aburrida.
        HORMIGA.-
        -¿Eras tú quién movía el tomate?
        CIGARRA.-
        Pues claro, pelma; para que te diviertas un rato.
        HORMIGA.-
        Eres… Eres…
        CIGARRA.-
        ”Maravillosa, ya lo sé, me lo dice todo el mundo. Anda, vente conmigo. Voy a una fiesta de disfraces y seguro que lo pasaremos bien.
        HORMIGA.-
        Tengo mucho trabajo por hacer.
        CIGARRA.-
        -¡Y que lo digas! Te queda un montón de trabajo que hacer para dejar de ser una aburrida y una pesada.
        (Se marcha Cigarra).
        HORMIGA.-
        -¡Trabaja!
        CIGARRA.-
        (Que asoma).
        -¡Disfruta hormiguita, antes de que te quedes tiesita.
        (Ríe ella misma con su propia broma).
        Es que soy la más graciosa.
        (Se marcha).
        HORMIGA.-
        El frío llegará y las cosas no serán tan fáciles como en estos meses.
        (Cigarra no le ha oído).
        Bueno, ánimo Hormiga, que queda mucho tomate.
        (Levanta el tomate y entra con él en la casa).
        (Una zanahoria aparece desde abajo, como si brotara del suelo).
        (Hormiga aparece desde la casa y ve a la zanahoria).
        HORMIGA.-
        -¡Vaya!, después de un tomate, no viene nada mal una zanahoria.
        (Se acerca hasta la zanahoria y la levanta del suelo).
        Bueno, ya tengo algo más con lo que llenar la despensa.
        (Entra en la casa).
        (Como ya sucedió antes, una zanahoria brota del suelo, en mitad de la escena).
        (Hormiga aparece desde la casa).
        HORMIGA.-
        Vaya, parece un terreno propicio a las zanahorias.
        (Se acerca confiado hasta la zanahoria y se agacha para cogerla, pero ésta se aleja de un salto, se gira y podemos verle ojos y boca).
        ZANAHORIA.-
        -¡Quietas esas manos!
        (Hormiga da un salto que lo aleja de la zanahoria).
        HORMIGA.-
        Perdón, pensaba que eras una verdadera zanahoria.
        ZANAHORIA.-
        Pues yo estoy pensando que eres una verdadera psicopatata, digo psicópata.
        HORMIGA.-
        La fiesta es un par de manzanas más abajo.
        ZANAHORIA.-
        (Que mira a su alrededor).
        -¿Qué manzanas?, yo no veo manzanas… -¡Ah, ya te entiendo!
        HORMIGA.-
        Menos mal.
        (La Zanahoria comienza a alejarse).
        ZANAHORIA.-
        Y tú, cuidado conmigo, que te tengo “calá”; psicopatata.
        (Se marcha la Zanahoria).
        HORMIGA.-
        Aparte de hacerme perder el tiempo, estos juerguistas van a darme dolor de cabeza.
        CIGARRA.-
        (Que entra de nuevo).
        Vente a la fiesta, sardina.
        HORMIGA.-
        Ya te lo he dicho: hay que trabajar para el futuro.
        CIGARRA.-
        Yo también te lo tengo dicho, eres como el pan duro, porque no hay quien te trague; sosaina.
        (Se marcha Cigarra).
        HORMIGA.-
        -¡Ay, madre!, que poco entiende el que no quiere entender.
        (Entra en la casa).
        (Se escuchan truenos, el sonido de la lluvia y del viento. Hormiga aparece desde la casa).
        HORMIGA.-
        Menos mal que ya tengo el trabajo casi terminado.
        (Sigue el sonido de la tormenta. Hormiga entra en la casa. Al rato aparece Cigarra).
        CIGARRA.-
        (Que llama).
        -¡Hormiga, amiga!, -¿dónde estás?
        (Aparece Hormiga desde la casa).
        HORMIGA.-
        Aquí estoy, trabajando como siempre.
        CIGARRA.-
        Hace frío, amiga. En tu casa seguro que se tiene que estar bien calentita y seguro que tendrás montones de comida.
        HORMIGA.-
        He trabajado duro todo el año para estar preparada.
        CIGARRA.-
        -¿Qué te parece si me dejas entrar en tu casa y compartes tus cosas con tu buena amiga, hasta que pase esta mala racha? Lo pasaremos bien.
        HORMIGA.-
        -¿Qué hiciste en lugar de trabajar?
        CIGARRA.-
        Ya lo sabes, cantar de fiesta en fiesta y tratar de ser feliz. Pero ahora tengo frío.
        HORMIGA.-
        Pues ahora que ha llegado el frío, además de cantar, baila y así entrarás en calor… Tienes que aprender a esforzarte y a prepararte para el futuro, como yo he hecho durante todo este tiempo.
        (Hormiga entra en su casa).
        CIGARRA.-
        -¡Vaya! Yo siempre pensé que esta soseras compartiría conmigo todas sus cosas.
        HORMIGA.-
        (Desde dentro de la casa).
        -¡Trabaja!
        CIGARRA.-
        Al final tendré que trabajar. -¡Qué desperdicio!, -¡con lo mona que soy!
        (Se marcha Cigarra).
        (Suena una música alegre).
        (Entra el Presentador).
        PRESENTADOR.-
        Esta ha sido nuestra historia, del cuento de aquella fábula.
        CIGARRA Y HORMIGA.-
        (Que entran).
        -¡Viva la fábula!
        PRESENTADOR.-
        Y como en toda fábula, la moraleja ha quedado bien clara.
        (A Hormiga).
        -¿O no?
        HORMIGA.-
        Clara, blanca y en botella. -¡Viva la fábula!
        CIGARRA.-
        -¿Y nos podrías decir cuál es?
        HORMIGA.-
        Pues que teniendo un objetivo claro, el trabajo y la dedicación nos permitirán alcanzar nuestros objetivos.
        CIGARRA.-
        -¡Bravo!
        PRESENTADOR.-
        -¡Bravo!
        (Suena de nuevo la música alegre).
        Hasta aquí nuestra historia, que esperamos que os haya gustado.
        HORMIGA.-
        Yo al menos me lo he pasado de fábula. -¡Viva la fábula!
        (Los personajes hacen una reverencia, se despiden y se van, con la música siempre de fondo).
        FIN

        Autor: José Luis García














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